Madrid y el cine: La casita de los siete jorobados

Vestigio de un tiempo antiguo, tanto al ojo fotográfico como al cinematográfico les llamó la atención una pequeña casa del barrio de la Morería desaparecida hace tiempo.

En el número 3 de la plaza de la Morería, haciendo esquina en su lado izquierdo con la calle del Granado, se levantaba esta casa, con parte de vivienda y parte de comercio, de dos plantas y buhardillas, que fotografió al menos dos veces Diego González Ragel.   


La casita de los siete jorobados
Diego González Ragel, años 40

La casita de los siete jorobados
Diego González Ragel, s/f 

La primera imagen está tomada desde la propia plaza de la Morería, y tiene a la casita y al vendedor de pollos como protagonistas; la segunda está tomada desde el pie de la escalera de la calle del Granado, y podemos ver, en primer término a la derecha, una esquina del Colegio de San Ildefonso y, bajando la calle, a la izquierda, parte del costado y del curioso tejado de la casa de la que hablamos hoy.

También Otto Wunderlich se fijó en este edificio, cuya pequeñez y peculiar forma destacan al fondo en esta imagen tomada desde la calle de la Morería, dando la espalda a la plaza de Alamillo. A la izquierda distinguimos un bonito comercio, la Granja de la Fuente del Príncipe, de la que también tenemos un testimonio cinematográfico; a la derecha, una tienda de coloniales.


La casita de los siete jorobados
Otto Wunderlich, 1942

Cuando Otto Wunderlich tomó esta foto, todavía existía el edificio que ocupaba la otra esquina de la plaza de la Morería con la calle Granado. Cuando se rodaron aquí varias escenas de La torre de los siete jorobados (1944), ya solo vemos una valla; el edificio fue derribado, por tanto, a comienzos de los años 40, y no volvió a construirse nada hasta los 60, como veremos.

Edgar Neville hace en esta película un uso abundante de la elipsis espacial, de modo que en algunas escenas la casita de la plaza de la Morería parece estar ubicada en la plaza de Alamillo: varias veces los personajes cruzan esta última plaza y se encuentran delante de la casa. Por ejemplo, un personaje puede estar en el número 9 de la plaza de Alamillo, cruzar la calle y encontrarse delante de la casita de la Morería:


La casita de los siete jorobados

La casita de los siete jorobados
La torre de los siete jorobados (Edgar Neville, 1944)

Un ciego baja por la calle del Toro, luego cruza la plaza de Alamillo (por delante de un edificio que ha aparecido en decenas de películas) y se pone a tocar el violín en la puerta de la casa:


La casita de los siete jorobados

La casita de los siete jorobados
La torre de los siete jorobados (Edgar Neville, 1944)


El protagonista, Basilio Beltrán, intuye que hay un misterio en ella; que el ciego toque el violín y entre en ella como si hubiera dado una contraseña se lo va confirmando. Se acerca a la puerta y llama al sereno, que baja por la calle del Granado:


La casita de los siete jorobados
La torre de los siete jorobados (Edgar Neville, 1944)

El sereno le dice que no puede haber entrado nadie porque está deshabitada y solo él tiene la llave:

Es una casa desahuciada porque amenaza ruina (...) Es una casa que se va a caer de un día a otro.

Pero en la fachada, a la izquierda, está dibujado un jeroglífico que tiene un papel importante en la trama:

La casita de los siete jorobados
La torre de los siete jorobados (Edgar Neville, 1944)

Sí, claro, ya lo imagináis: esta casa es el escondrijo de los malvados de la película, el doctor Sabatino y los siete jorobados.


Con una historia así detrás, no es extraño que los grandes fotógrafos de Madrid siguieran fijándose en ella. Lo hizo también en varias ocasiones Alfonso Sánchez Portela, que con su fotografía nocturna y sus juegos de sombras impregna la plaza de un aire misterioso:


La casita de los siete jorobados
Alfonso Sánchez Portela, 1951

La casa de los jorobados tiene también gran protagonismo en una producción británica de finales de los 50, la película policiaca The Man Inside (1958), título traducido al español como Conflicto íntimo. En ella, la casa aparece en dos países: en España y en Portugal, en concreto en Madrid y en Lisboa. Un ladrón de joyas y diamantes, míster Carter, ha matado a un hombre y ha huido con su botín a Portugal, donde tiene el contacto de alguien que le va a conseguir un pasaporte falso. Va al popular barrio de Alfama en Lisboa, buscando la tienda del fotógrafo Manuel Tristao; le vemos bajar por la calle del Granado rodeado de chiquillos y esperado por un músico callejero:


La casita de los siete jorobados
The Man Inside (John Gilling, 1958)


Llega la esquina, la dobla y se encuentra el estudio del fotógrafo, que está, por supuesto, en el número 3 de la plaza de la Morería:

La casita de los siete jorobados
The Man Inside (John Gilling, 1958)

El fotógrafo resulta demasiado ambicioso, pues a cambio del pasaporte le exige la entrega de un valioso diamante. Míster Carter no se lo piensa: el acordeón del músico callejero y la algarabía de los niños ahogan el sonido del disparo. Vemos después salir impasible al asesino:

La casita de los siete jorobados
The Man Inside (John Gilling, 1958)

Un policía llega a Lisboa en busca de míster Carter; sabe que ha entrado en contacto con Manuel Tristao y se dirige hacia su estudio, pero cuando llega solo encuentra que va a empezar la procesión de su entierro:

La casita de los siete jorobados

La casita de los siete jorobados
The Man Inside (John Gilling, 1958)

Horas después, el policía recibe una llamada del músico callejero, que le cita al lado del número 3 de la plaza para darle una información; pero antes de que pueda transmitírsela, un coche lo atropella con premeditación y se da a la fuga. 

La casita de los siete jorobados
The Man Inside (John Gilling, 1958)

En ninguna de las imágenes anteriores tenemos una visión total del edificio: vemos un trozo de la fachada, un trozo de la esquina, el lado que da a la calle Granado, un trocito de las puertas del comercio, pero nunca la casa en su conjunto. Hay una razón para ello, y es que, una vez que los personajes se trasladan en la ficción a Madrid, el edificio vuelve a aparecer, en concreto en una escena que es una loca persecución en coche por las calles del viejo Madrid:


La casita de los siete jorobados
The Man Inside (John Gilling, 1958)

Dos años después del estreno de esta película fue el de la comedia Solo para hombres (1960), que, ambientada a finales del siglo XIX, ubica muchas de sus escenas en esta zona. En esta vemos a Pablo Meléndez, oficinista, buscando por la ciudad a su novia, Flora, la protagonista, en una toma muy parecida a la de la foto de Wunderlich del principio:


La casita de los siete jorobados
Solo para hombres (Fernando Fernán Gómez, 1960)


Dos años después llega a las pantallas la comedia navideña El hombre del expreso de Oriente, en la que un pocero con muy poco espíritu navideño que trabaja en las alcantarillas de Madrid recibe la oferta de representar al rey Baltasar en la cabalgata de Reyes. Va camino de su casa, una semichabola en las afueras de la ciudad, cuando pasa por delante del número 3 de la plaza de la Morería; al pasar por el siguiente número, el solar vallado que hemos visto al lado de nuestra casita durante décadas, tendrá un encuentro que le hará cambiar de opinión:

Madrid y el cine: La casita de los siete jorobados
El hombre del expreso de Oriente (Francisco de Borja Moro, 1962)

No es la única ocasión en la que aparece la casa. La noche de Nochevieja, vemos a grupos de personas que bajan desde la calle de los Mancebos y la calle del Granado:


Madrid y el cine: La casita de los siete jorobados

Madrid y el cine: La casita de los siete jorobados
El hombre del expreso de Oriente (Francisco de Borja Moro, 1962)


El futuro rey Baltasar observa con desapego a esta gente en la misma puerta de la casita de los siete jorobados, en cuya fachada ya no hay jeroglíficos pero sí muchas pintadas e inscripciones:


Madrid y el cine: La casita de los siete jorobados
El hombre del expreso de Oriente (Francisco de Borja Moro, 1962)



Tampoco el fotógrafo Martín Santos Yubero se sustrajo al hechizo de esta vieja casa, y en 1965 tomó una serie de fotografías a la que pertenecen estas tres:


La casita de los siete jorobados

La casita de los siete jorobados

La casita de los siete jorobados
Martín Santos Yubero, 1965

En 1963 se había construido finalmente un edificio moderno con terrazas a la izquierda de esta casita y este contraste parece llamar poderosamente la atención del fotógrafo.

De un año más tarde es esta otra fotografía, de otro reputado fotógrafo, que forma parte de un reportaje de moda:


La casita de los siete jorobados
Juan Pando Barrero, 1966

Las últimas imágenes cinematográficas de las que tengo constancia hasta ahora son de la comedia Verde doncella (1968); la protagonista vive en la cercana calle Alfonso VI, así que no es extraño verla pasar, desde la plaza de la Morería, pasando por la calle de la Morería, hasta la plaza de Alamillo:


La casita de los siete jorobados

La casita de los siete jorobados
Verde doncella (Rafael Gil, 1968)

El fotógrafo Alfonso Sánchez Portela volvió a tomar imágenes aquí unos años después, en 1971, y son las últimas que he encontrado del edificio:


La casita de los siete jorobados

La casita de los siete jorobados
Alfonso Sánchez Portela, 1971

El edificio que sustituyó a la casita de los jorobados fue construido en 1988 y ya no tiene entrada por la plaza sino por la calle del Granado, número 2.

 

La casita de los siete jorobados
Google Street View 2018

¿Qué pasó entre 1971 y 1988? A falta de testimonios gráficos o escritos, imagino que poco después de las fotos de Santos Yubero fue derribado y que una valla permaneció cercando el solar unos cuantos años, igual que había pasado previamente con su casa vecina de la izquierda. Una lástima, porque hubiera dado mucho juego cinematográfico aún.

¿Sabrán los habitantes del número 2 de la calle del Granado que bajo sus pisos y garajes se esconden los siete jorobados y el malvado doctor Sabatino?















Comentarios

Publicar un comentario