Madrid y el cine: Granjas donde no había gallinas

Rodolfo, novio eterno y sin piso que ofrecer, va con su compañero y amigo Sáenz, pluriempleado, en un extraño vehículo en cuya parte delantera se ve la cabeza de una gallina. En sus laterales está escrita la marca de la que está haciendo publicidad: Avecrem. 

Van por la Gran Vía hacia la Plaza de España, pero Rodolfo quiere que le lleve a la plaza de los Mostenses, donde vive, así que giran a la derecha en la calle García Molinas. Allí Sáenz piropea a dos mujeres que acaban de pasar por delante de una granja. Todo esto está pasando en la obra maestra El pisito (Marco Ferreri, 1958).

¡Alto! ¿Una granja a finales de los años 50 al lado de la Gran Vía? Si nos fijamos en la fachada del establecimiento, podemos distinguir, arriba, la palabra bar. Debajo, apenas se puede leer el nombre comercial: Friscoti (que he sabido gracias a Ramón Rosado Braña, miembro del grupo de Facebook Amantes del cine español clásico que trabajó muy cerca).

Aunque proliferaron en Barcelona, donde siguen existiendo, estos bares llamados granjas fueron populares desde principios del siglo XX en muchas otras ciudades de España, entre ellas Madrid, y parece que la más famosa fue la Granja el Henar, en la calle Alcalá.


El pisito
El pisito (Marco Ferreri, 1958)

Quizá estas dos mujeres salían de la granja, pues era el tipo de cafetería a la que podían entrar sin ningún problema en esta época: productos lácteos, chocolate, respostería, desayunos y meriendas eran la especialidad. Y por la noche no debía de estar abierto, como nos muestra la siguiente imagen, de una película del mismo año, el drama con tintes policiacos La noche y el alba. Con guion del dramaturgo Alfonso Sastre, es una película sorprendente en su planteamiento, que de manera un tanto velada durante gran parte de la trama, pero totalmente explícita al final, sugiere la necesaria reconciliación de las dos Españas nacidas del golpe de estado de 1936. 


La noche y el alba
La noche y el alba (José María Forqué, 1958)

Bastante cerca de aquí, en el número 40 de la Gran Vía, había otra granja que aparece al principio de la también sorprendente película musical Megatón Ye-Ye (1965), cuando Juan, un cantante que busca triunfar, pasea mirando los escaparates y las carteleras de cine. La película, novedosa, cuidada, detallista, con rasgos del free cinema británico pero también de la nouvelle vague francesa, es una rareza dentro del panorama de las películas musicales de los 60.


Megatón Ye-Ye
Megatón Ye-Ye (Jesús Yagüe, 1965)

También de esos años, el drama De barro y oro (1966) nos muestra la misma granja, con el local de su lado derecho, al comienzo de la cinta, un recorrido nocturno por los neones del centro de la ciudad. Una película atípica sobre un cantaor fracasado y un joven aspirante a torero, con guion del escritor Juan García Hortelano y una estupenda fotografía en blanco y negro, merece la pena dedicarle su hora y veinte minutos de duración.


Madrid y el cine: Granjas donde no había gallinas
De barro y oro (Joaquín Bollo Muro, 1966)

La Granja Callao, desaparecida, se llamó también Granja Frigo y Granja Frigo Callao, y aquí se podían tomar, por supuesto, los famosos helados Frigo. Cerró en 1978 y actualmente en ese local hay un Burger King.


Anterior a las películas nombradas hasta ahora, el drama político Rojo y negro (1942) también nos da testimonio de la existencia de estas granjas en los diferentes barrios de Madrid. Dos niños que viven en La Latina, cerca del viaducto, Luisa y Miguel, se quieren desde la infancia. Miguel va a buscar a Luisa a su casa y ambos corren de la mano enfilando la calle de la Morería, donde en el número 5 se encuentra la Granja de la Fuente del Príncipe:


Rojo y negro
Rojo y negro (Carlos Arévalo, 1942)

La granja se encontraba en el mismo edificio en el que nació el famoso cronista de la villa Pedro de Répide y, curiosamente también, se conservan hasta la actualidad los paneles de madera en los que estaban los rótulos y los dibujos o azulejos que decoraban la fachada. Se puede ver comparando la imagen de arriba con la de debajo:


Google Maps (julio de 2021)

Rojo y negro fue una película extraña en los años 40: dirigida por un falangista, nos muestra la diferente evolución ideológica de Miguel y Luisa antes de y durante la guerra civil, y, aunque claramente se posiciona del lado del banco sublevado, su mirada hacia los otros, los rojos, es más humana y racional de lo que le gustaba al régimen. Probablemente por ello fue prohibida a las dos semanas del estreno y desapareció hasta que hace un par de décadas la Filmoteca Española la restauró y dio a conocer.

Y vamos de rareza fílmica en rareza fílmica buscando estas granjas. Esta vez en una película de los años 80 (a pesar de que el fotograma nos lleve a pensar lo contrario): Me hace falta un bigote (1986), autobiográfica, mezcla de ficción y documental y con un peculiar sentido del humor. No es la mejor de su director, Manuel Summers, y pasó totalmente desapercibida en su época; aun así, se puede rescatar del olvido. 

En las partes en blanco y negro en las que el director nos retrotrae a su niñez, nos lleva a la calle Alberto Bosch, en el barrio de los Jerónimos, en concreto al portal número 12:


Me hace falta un bigote
Me hace falta un bigote (Manuel Summers, 1986)

En los bajos de ese portal había dos locales comerciales: a la derecha, la Granja Los Jerónimos, desaparecida, y a la izquierda, la frutería El Anón Cubano, que, aunque ya no existe en ese local, mantiene la marca en otros lugares de Madrid.

Sí, en los años 80 todavía existían esas granjas en Madrid, no solo en el centro sino también en los barrios, aunque en estos, eran más lecherías que cafeterías. En el Chamberí de finales de los años 60 se ambienta la película El mar y el tiempo (1989), una historia del exilio exterior e interior, una obra poética y desencantada. Y allí, en la calle Juan de Austria, uno de los protagonistas se asoma a la ventana y ve a los dueños de la Granja Palomitas:

    

El mar y el tiempo
El mar y el tiempo (Fernando Fernán-Gómez, 1989)

De la última década del siglo XX es la última película de hoy, un largometraje emotivo, tierno, clarividente y por momentos desgarrador, basado en el relato "El vocabulario de los balcones", de Almudena Grandes.

Aunque tú no lo sepas (1999) nos adentra en una historia de amor frustrado de juventud que ocurre en la época de la Transición. En una escena central de la película, Juan (vallecano) salva a Lucía (niña bien de un barrio céntrico) de los golpes de la policía que reprime una manifestación y huye, huye por las calles del viejo Madrid. El desdén posterior de Lucía dejará maltrecha para siempre la inocencia del chico de extrarradio.

En la imagen, Juan corre bajo el arco de la Travesía del Biombo, y así podemos entrever, justo enfrente, el rótulo de Granja Mary Carmen (rótulo que permanece exactamente igual hoy en día, aunque el local lleva años cerrado):


Aunque tu no lo sepas
Aunque tú no lo sepas (Juan Vicente Córdoba, 1999)

Sí estaba en funcionamiento en los años 60, cuando se rodó la más arriba comentada De barro y oro (1966). Vemos parte del nombre desde la Travesía del Biombo pero, sobre todo, imaginamos que estaba aún abierta porque hay delante de ella un camión de Industrias Lácteas Madrileñas.


Madrid y el cine: Granjas donde no había gallinas
De barro y oro (Joaquín Bollo Muro, 1966)

Restos -rótulos y películas- que testimonian otros tiempos, otras modas, otros nombres y otra estética de la ciudad.


Referencias:

- Alice Silver @alicesilverpol (2021): Granja Ilsa Frigo en Callao

- Antiguos cafés de Madrid (2014): La Granja El Henar, laboratorio de tertulias

- Antiguos cafés de Madrid (2019): Bares americanos de la Gran Vía



Comentarios

  1. En la granja Frigo de la Gran Vía se tomaban unos sándwiches de jamón y queso especialmente buenos, con el queso blandito blandito, riquísimos. Me recuerda a mi infancia. 🥰

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    1. Hola, muchas gracias por tu comentario. Yo no recuerdo haber tomado nada en esa granja, pero sí en la granja Frisol, en la calle Marqués de Valdeiglesias, que yo creo que fue de las últimas que se mantuvieron, hasta hace pocos años. Hasta pronto
      Marisa

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  2. Felicidades por la idnetificación de las desaparecidas "granjas" la del Pasaje del Biombo es increible. Hablando de identificaciones, la identificación de Granja Palomitas creo recordar que se hizó en este blog o en otro sobre Madrid, y me parece que era la calle Cardenal Cisneros.

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  3. Perdón, me equivoque podría ser Juan de Austria, 22. (Que pena que el programa no me deja poner una captura de Golgle maps?

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    1. Sí, estaba en Juan de Austria, como dice la entrada. Y sí, es una lástima, pero no se pueden añadir imágenes a los comentarios.

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