Madrid y el cine: la Corona de Espinas

Al lado del Palacio de la Moncloa hay un curioso edificio, llamativo tanto de lejos como de cerca: es la sede del Instituto del Patrimonio Cultural de España, conocida popularmente en Madrid (por la peculiar forma de los remates de su azotea) como la corona de espinas. Un lugar con una historia azarosa, pues desde que empezó su construcción hasta que finalmente se utilizó pasaron veinte años. Un edificio moderno, de hormigón armado visto, mezcla de brutalismo y organicismo.

Pocas veces la Corona ha aparecido en el cine asumiendo su propio papel: el de lugar dedicado a la restauración y conservación del Patrimonio Cultural. Solo en dos películas hemos encontrado escenas -por otra parte muy breves- desarrolladas en sus talleres. 

Carmen es restauradora y trabaja en el Instituto. La vemos en su taller, en la primera parte de la película, antes de que se produzca un grave acontecimiento que cambiará la orientación de su vida. Ella es la protagonista del estupendo drama El pájaro de la felicidad (1993):


Madrid y el cine: la Corona de Espinas

Madrid y el cine: la Corona de Espinas
El pájaro de la felicidad (Pilar Miró, 1993)

También es restauradora de arte la protagonista de la británica (y nefasta) La tabla de Flandes (1994), ridícula adaptación de la novela homónima de Arturo Pérez Reverte. Julia Darro investiga sobre un cuadro que está restaurando y acude al Instituto a hacer una serie de pruebas; es en ese momento cuando podemos atisbar imágenes del taller de restauración de escultura:


Madrid y el cine: la Corona de Espinas

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La tabla de Flandes (Jim McBride, 1994)

En el resto de las producciones fílmicas, el Instituto siempre es otra cosa, y casi otro edificio. 

Es una moderna catedral de una secta en la segunda temporada de la serie estadounidense Warrior Nun (2020-2022), fantástica y de acción:


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Warrior Nun (2020-2022). Crédito de la imagen: www.atlasofwonders.com

En la también fantástica, pero comedia, Tiempo después (2018), el edificio es uno de los grandes protagonistas: estamos en el año 9177 y el mundo ha quedado reducido al Edificio Representativo (donde se desarrolla una vida que merece ser así llamada) y una zona cercana habitada por hambrientos desharrapados.

Este es el Edificio Representativo, una mezcla digital de la Corona de Espinas y las Torres Blancas, rodeado de un paisaje que situaríamos más en Utah que en Madrid:


Madrid y el cine: la Corona de Espinas

Madrid y el cine: la Corona de Espinas
Tiempo después (José Luis Cuerda, 2018)

Uno de estos desheredados, José María, aspira a cambiar su suerte vendiendo en el Edificio Representativo su limonada. Para ello debe trepar con su carrito la imponente escalera de acceso al vestíbulo central (en la realidad, el edificio dispone de una alternativa más accesible):

Madrid y el cine: la Corona de Espinas

Madrid y el cine: la Corona de Espinas
Tiempo después (José Luis Cuerda, 2018)

También vemos subir, pero con brío, la penosa escalera a Quique, uno de los personajes de la serie española Sin identidad (2014), que comienza con una historia de niños robados. Quique está supuestamente en Suiza, en la sede del IBS (International Bank Suisse), de donde va a retirar una enorme suma de dinero que le permitirá vengar la muerte de su abuelo.


Madrid y el cine: la Corona de Espinas
Sin identidad (Sergi Belbel y otros, 2014)

Las formas vegetales y geométricas que atisbamos en el fotograma anterior nos acompañarán durante casi toda nuestra visita. Cuando Quique sube la escalera, accede a un imponente vestíbulo circular cubierto por un enorme tragaluz:


Madrid y el cine: la Corona de Espinas

Madrid y el cine: la Corona de Espinas
Sin identidad (Sergi Belbel y otros, 2014)


En este mismo espacio se celebra el cóctel posterior a la conferencia del siniestro doctor Ledgard en el Instituto de Biotecnología. Sucede en el drama psicológico La piel que habito (2011):


Madrid y el cine: la Corona de Espinas
La piel que habito (Pedro Almodóvar, 2011)


Una catedral, un edificio del futuro, un banco suizo, un instituto de biotecnología. Suma y sigue: la serie española de acción y policiaca El príncipe (2014), ambientada básicamente en Ceuta, nos ofrece también imágenes del Instituto, en el que sitúa el Centro Nacional de Inteligencia:


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El príncipe (César Benítez y otros, 2014)


Por supuesto, el magnífico vestíbulo da mucho juego en la comedia de ciencia ficción Tiempo después, pues en su espacio se sucede toda serie de escenas, entre ellas el intento de invasión de los desharrapados:

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Madrid y el cine: la Corona de Espinas

Madrid y el cine: la Corona de Espinas
Tiempo después (José Luis Cuerda, 2018)

Del vestíbulo arrancan varias escaleras (cuyo suelo es de corcho, lo que evita que los ruidos producidos por las pisadas se expandan por todo el edificio) que nos llevan a las dos plantas superiores, con diversos espacios de trabajo. Bajando las escaleras entre la tercera y la segunda planta vemos a Koro, una de las protagonistas de la floja comedia Salsa rosa (1991); Koro ha ido al hospital donde trabaja Tomás, cirujano, porque ha conocido a su mujer y ambas han acordado intentar seducir cada una a la pareja de la otra. Vemos a Koro, pues, bajando la escalera en pos de Tomás, y después a Tomás charlando con la jefa de cirugía mientras Koro espera disimulando:


Madrid y el cine: la Corona de Espinas


Madrid y el cine: la Corona de Espinas
Salsa rosa (Manuel Gómez Pereira, 1991)


La circular biblioteca, en el sótano, es un espacio señero del Instituto. Aquí es donde da su conferencia el doctor Ledgard:


Madrid y el cine: la Corona de Espinas
La piel que habito (Pedro Almodóvar, 2011)


Aquí también se ubican las cajas de seguridad del banco suizo, pero tuvieron que modificar -seguramente de forma digital- la vista del contenido de las estanterías, que en realidad están repletas de libros en toda la sala:

Madrid y el cine: la Corona de Espinas
Sin identidad (Sergi Belbel y otros, 2014)


El fotograma nos permite apreciar el amplio y decorativo lucernario, y también el espacio -semejante a un enorme púlpito- del bibliotecario.

Y del sótano a la azotea, convenientemente tuneada -digitalmente, supongo de nuevo- para la ocasión con piscina y césped, en la que se produce un curioso encuentro surruralista (como lo es todo el cine de José Luis Cuerda):


Madrid y el cine: la Corona de Espinas
Tiempo después (José Luis Cuerda, 2018)

En esta película, todo lo que transcurre en el Edificio Representativo -maquillado por medios digitales o no- se rodó en la Corona de Espinas excepto la zona en la que vive el rey de este pequeño mundo. Cuando entramos en sus aposentos, salimos del Instituto y entramos en el palacio de Fernán Núñez.


Lugar versátil donde los haya. Recapitulemos: edificio de viviendas del futuro, banco, instituto de biotecnología, centro de inteligencia y hospital. ¡Y no lo olvidemos: el lugar donde se restaura buena parte del patrimonio de nuestro país!






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