Madrid y el cine: Barrio de Pozas

El barrio de Pozas aún duele. Aún viven -cada vez menos- madrileños que en él nacieron o vivieron. Justo aquellos que fueron expulsados de él. 

Y para los que ni nacimos ni vivimos allí -y para los que ni siquiera llegamos a conocerlo- sigue siendo un símbolo: la prueba palpable de que, cuando el afán especulativo y la corrupción política se unen, los ciudadanos quedan inermes y la justicia llega tarde. 

Pero ubiquémonos, antes de nuestra oda cinematográfica de hoy a este pedacito de ciudad que nos arrebataron. Este barrio -que era más bien una pequeña colonia de pisos en altura- conformaba un triángulo entre las calles Princesa, Alberto Aguilera -Paseo de Areneros- y Serrano Jover -Ronda de Conde Duque-. Como vemos en este mapa, solo tenía tres calles: el pasaje de Valdecilla, que cruzaba de desde Alberto Aguilera hasta Serrano Jover, y las calles de Solares y Hermosa, que se entrecruzaban. En el centro de las tres, Trasmiera, un edificio que tuvo diversos usos a lo largo de la historia del barrio.


Mapa de J. Palouzie (1896)

Valdecilla, Solares, Trasmiera son topónimos que nos trasladan a Cantabria, de donde procedía Ángel de las Pozas, el constructor. Cuando comenzó la construcción hacia 1860, poco podía imaginar que el barrio iba a durar apenas un siglo, pues lo que empezó haciéndose en las afueras de la ciudad terminó siendo un lugar privilegiado del corazón de la ciudad, una pieza codiciada. Veamos el barrio de Pozas tal como fue y en lo que se ha convertido hoy:


Imagen de 1943 tomada del blog Urbancidades

Imagen de 2023 de Google Earth

Se trata, sí, de El Corte Inglés de la calle Princesa, y la derecha está el hotel Princesa Plaza. Donde hoy se levantan estos negocios había veintiún edificios habitados, con pocas oscilaciones a lo largo del tiempo, por unas 1500 personas. Eran casas de alquiler modestas para gentes de economías modestas, y precisamente por eso víctimas fáciles de los poderosos.

El pequeño barrio estuvo bien dotado y comunicado desde el principio, y contaba además con que en las calles que constituían su exterior el comercio era abundante y variado. Por ejemplo, allí estaba hace un siglo, en el número 45 de la calle Alberto Aguilera, la lechería de Aurelio Ruiz y Ruiz, a la que acude Pitusín a comprar leche para su madre enferma en el cortometraje mudo La buenaventura de Pitusín (1924):


Madrid y el cine: Barrio de Pozas
La buenaventura de Pitusín (Luis R. Alonso, 1924)

En la calle Princesa, sobre todo ya en el siglo XX, se encontraban establecimientos de todo tipo, como se puede apreciar cuando Emilia, la protagonista del drama Cielo negro (1951) va desde el metro de Argüelles hasta el taller de costura en el que trabaja:


Madrid y el cine: Barrio de Pozas
Cielo negro (Manuel Mur Oti, 1950)


El taller estaba en el número 58 de la calle de la Princesa, y en su puerta, una vez finalizado su trabajo, vemos a Emilia esperando a Luisa, la responsable de entregar los encargos. Emilia va a ir a la verbena con Fortún, y como no tiene un vestido apropiado, ha elegido uno del taller y lo ha metido en la caja de los encargos. Le pide a Luisa que vaya un rato con ella para poder sacar el vestido; Luisa al principio se niega.

Madrid y el cine: Barrio de Pozas

Madrid y el cine: Barrio de Pozas

Madrid y el cine: Barrio de Pozas
Cielo negro (Manuel Mur Oti, 1950)


Y mientras ellas discuten, vemos en el número 56 el rótulo de otro comercio, el de la mercería Lorenzana.

También había negocios en el interior del barrio, aunque la mayoría no aparece en el cine. En la película muda La revoltosa (1924), vemos a Mari Pepa salir del taller de planchado en el que trabaja; a la vuelta de la esquina, se ve a otra mujer bajar por la calle Hermosa, y en la esquina con la calle Solares una tienda de comestibles que estuvo allí varias décadas:


Madrid y el cine: Barrio de Pozas

Madrid y el cine: Barrio de Pozas
La Revoltosa (Florián Rey, 1924)

La segunda mujer se dirige al edificio que constituía el centro del barrio, Trasmiera, que en su parte trasera tenía un pequeño jardín con el único árbol de esas calles y una valla alta sobre la que en los años 20 no sobresalía la vegetación, al contrario de lo que veremos en décadas posteriores. Al lado de esta valla vemos a Felipe, el novio de Mari Pepa, que charla primero con la otra mujer y discute después con su novia:

Madrid y el cine: Barrio de Pozas

Madrid y el cine: Barrio de Pozas
La Revoltosa (Florián Rey, 1924)

Así nos hemos adentrado en el interior del barrio. Una de sus características más reconocibles es el suelo de sus calzadas, pues se hicieron con piedra de río y no con adoquines, lo que le da una fisonomía peculiar a las calles y debió de darle un color especial, diferente al del resto de la ciudad, aunque en las imágenes, en su mayoría en blanco y negro, no podamos apreciarlo.

Podemos adivinar ese suelo especial y, de nuevo, la tienda de comestibles del número 5 de la calle Solares (ahora llamada ultramarinos) al final del cortometraje dramático El 22, jueves (1951) cuando la protagonista vuelve a casa tras un desengaño amoroso:


Madrid y el cine: Barrio de Pozas
El 22, jueves (Historia de una tarde) (José Martí Sancho, 1951)

Y lo vemos mucho mejor en el drama El batallón de las sombras (1957), rodado casi íntegramente en Pozas, cuando Luis espera insistentemente a Lola durante varios días, tanto de día como de noche:


Madrid y el cine: Barrio de Pozas

Madrid y el cine: Barrio de Pozas
El batallón de las sombras (Manuel Mur Oti, 1957)

Luis espera al lado de la verja del edificio de Trasmiera, donde estuvo la escuela y también el mercado (este último, solo hasta la primera década del siglo XX, cuando su espacio fue ocupado por el primer gimnasio municipal de la ciudad hasta el estallido de la guerra civil).

En todas las producciones cinematográficas que se rodaron en el barrio aparece esta verja. De hecho, ahí comienza y termina El batallón de las sombras. En la puerta del recinto, la añeja, nostálgica y triste figura de una anciana pipera.


Madrid y el cine: Barrio de Pozas

Madrid y el cine: Barrio de Pozas

Madrid y el cine: Barrio de Pozas

Madrid y el cine: Barrio de Pozas

Madrid y el cine: Barrio de Pozas
El batallón de las sombras (Manuel Mur Oti, 1957)


Acompañando a las mujeres que constituyen este batallón en la sombra conocemos el pequeño barrio:


Madrid y el cine: Barrio de Pozas

Madrid y el cine: Barrio de Pozas

Madrid y el cine: Barrio de Pozas

Madrid y el cine: Barrio de Pozas
El batallón de las sombras (Manuel Mur Oti, 1957)


Aunque ya se ha podido ver en los anteriores fotogramas, en la comedia dramática Fulano y Mengano (1959) se perciben muy bien los característicos perfiles de las ventanas y puertas de Pozas. En especial en la primera escena de las tres que se rodaron en el barrio, cuando Eudosio y Carlos vagan por él pesarosos por su falta de trabajo y de dinero. Observan atónitos a dos hombres que salen cargados de una casa; después se deciden a entrar en ella, y hasta aquí puedo contar.


Madrid y el cine: Barrio de Pozas

Madrid y el cine: Barrio de Pozas

Madrid y el cine: Barrio de Pozas

Madrid y el cine: Barrio de Pozas
Fulano y Mengano (Joaquín Luis Romero Marchent, 1959)


Otra escena de la película rodada en Pozas es uno de los paseos que da Esperanza -la joven de significativo nombre que comparte penurias con los dos protagonistas- con un joven que la corteja pero en quien ella no termina de confiar -y hace bien-:


Madrid y el cine: Barrio de Pozas

Madrid y el cine: Barrio de Pozas
Fulano y Mengano (Joaquín Luis Romero Marchent, 1959)

La tercera escena nos traslada a otro de los negocios del interior del barrio: la taberna, a la que Eudosio y Carlos, después de un divertido atraco en el que han pasado tantos nervios como el atracado, van a gastarse el botín comiendo y bebiendo.


Madrid y el cine: Barrio de Pozas

Madrid y el cine: Barrio de Pozas
Fulano y Mengano (Joaquín Luis Romero Marchent, 1959)


Es en esta misma taberna donde Manuel, el protagonista del drama social La busca (1966), se encuentra con su querida Justa acompañada de un hombre y pierde toda esperanza de tener una relación con ella. 


Madrid y el cine: Barrio de Pozas

Madrid y el cine: Barrio de Pozas

Madrid y el cine: Barrio de Pozas
La busca (Angelino Fons, 1966)


Al llegar a Madrid desde su pueblo, el joven Manuel se había ido a vivir provisionalmente a Pozas, a la pensión de doña Casiana, en la que trabaja Petra, su madre. La pensión está situada en el mismo portal en el que vivían los protagonistas de El batallón de las sombras:


Madrid y el cine: Barrio de Pozas


Inevitablemente, el primer día pasa ya por delante del jardín de Trasmiera, un lugar que le provoca curiosidad, y que en la película se insinúa como un burdel.


                                        Madrid y el cine: Barrio de Pozas
 
Madrid y el cine: Barrio de Pozas

Madrid y el cine: Barrio de Pozas

Madrid y el cine: Barrio de Pozas
La busca (Angelino Fons, 1966)


Cuando su madre muere, vuelve a Pozas y pasea entre sus calles. Es entonces cuando vemos que en el edificio de Trasmiera, por el otro lado, hay un portal que da acceso a una iglesia, con una sencilla puerta a la que se accede subiendo unos escalones:


Madrid y el cine: Barrio de Pozas

Madrid y el cine: Barrio de Pozas
La busca (Angelino Fons, 1966)


La acción de La busca se desarrolla a finales del siglo XIX y principios del XX, y la fisonomía del barrio de Pozas, sumado al abandono que sufrió tras la guerra civil, lo hace propicio para representar épocas anteriores. Incluso épocas en las que no existía: la última película, que es la única en color, nos sitúa en el año 1810. En la comedia musical Abuelita charlestón (1962), dos escenas se desarrollan en Pozas: una de ellas, que representa un baile popular de Carnaval, se ubica en la misma calle en la que acabamos de ver a Manuel.

Madrid y el cine: Barrio de Pozas

Madrid y el cine: Barrio de Pozas

Madrid y el cine: Barrio de Pozas
Abuelita charlestón (Javier Setó, 1962)


En la otra escena, del comienzo de la película, dos carruajes -uno de madrileños y otro de franceses- se encuentran en el centro de Pozas, y tiene lugar una disputa. Durante ella, un caballero francés, Pierre, queda prendado de la española Rosaura:

Madrid y el cine: Barrio de Pozas

Madrid y el cine: Barrio de Pozas

Madrid y el cine: Barrio de Pozas

Madrid y el cine: Barrio de Pozas

Madrid y el cine: Barrio de Pozas

Madrid y el cine: Barrio de Pozas
Abuelita charlestón (Javier Setó, 1962)


Que sepamos, la última película que se rodó en este barrio fue La busca, estrenada en 1966. A finales de la década de los 60 comienzan los movimientos para expulsar a las gentes de este barrio, convertido con el paso de los años en un islote obrero dentro de un barrio burgués. Hasta 1972 no se pudo derribar completamente, pues los escritores Lauro Olmo y Pilar Enciso se hicieron numantinos en su casa del número 4 de la calle Hermosa. Y perdieron.

Vengan estas escenas de cine a suplir la ausencia de imaginario del barrio de Pozas en la mente de los madrileños y foráneos. 


Para saber más:

- Fidel, Enrique (2008): Documento visual del barrio de Pozas de Madrid. Blog Urban(c)idades.

- Giménez, M.R. (2013): Los tres nombres de un café en el barrio de Pozas. Blog Antiguos Cafés de Madrid.

- Gómez, Antonio (2016): La batalla del barrio de Pozas. Blog Memoria músico-festiva de un jubilado tocapelotas.

- Marín García, Esteban (2012): El Gimnasio Municipal Trasmiera: la incorporación, en Madrid, de los ejercicios corporales a la primera enseñanza. Revista Española de Educación Física y Deportes.

- Márquez, Ricardo (2012): El barrio de Pozas y la iglesia del Buen Suceso. Blog Historias matritenses.


Agradecimientos:

A Alfredo Garrote Martínez, Jorge Domingo Soro y Ricardo Márquez, miembros del grupo de Facebook Madrid y el cine, por la colaboración para la ubicación de escenas de tres de las películas aquí nombradas.

Comentarios