Madrid y el cine: Cuando Madrid fue Asia
¿Madrid, en el cine, puede hacerse pasar por algún lugar de Asia? Por supuesto que sí, y no solo la ciudad sino también algunos de los pueblos de la comunidad. Cierto es que a favor de las películas que utilizan Madrid como escenario asiático juega el desconocimiento de ese continente por parte de la mayoría de los espectadores occidentales.
Por más que nos sorprenda, Madrid ha sido sobre todo China en producciones extranjeras, españolas y coproducciones. Diferentes territorios de la actual China que no siempre lo fueron.
Así, el pueblo de Chinchón representó el Macao del siglo XIX (entonces bajo dominio portugués) en el drama de producción francesa Una historia inmortal (1968). Curiosa estampa la de su plaza llena de carteles en portugués y en chino, pues el paisaje lingüístico es usado profusamente con este fin cinematográfico: el de crear un ambiente que no es el del escenario real.
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Una historia inmortal (Orson Welles, 1968) |
El protagonista, un rico comerciante obsesionado con hacer realidad en su vida una antigua leyenda, fue interpretado por el mismísimo Orson Welles, y la mujer objeto de su obsesión, por Jeanne Moreau:
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Una historia inmortal (Orson Welles, 1968) |
La película de aventuras Tibetana (1970), una coproducción de España y Estados Unidos, nos lleva al lugar que su título nos indica y nos ubica justo en el momento en que la invasión de China acaba con la autonomía del Tibet. El protagonista, un estadounidense que intentaba subir al Everest, huye, y en su huida llega a una especie de fortaleza rodeada de la nada:
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Tibetana (John Peyser, 1970) |
Cuando entra en ella, se encuentra, sin embargo, en el antiguo Cuartel del Príncipe de Alcalá de Henares, hoy un edificio de la Universidad. En este caso, para ambientar no se usa el idioma sino la vestimenta de los supuestos tibetanos:
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Tibetana (John Peyser, 1970) |
En Pekín -o Beijing-, en la zona de concesión rusa, en la orilla izquierda del río Hajho, se desarrolla supuestamente esta escena de la película de terror Pánico en el Transiberiano (1972), coproducción hispano-británica, que en realidad se rodó en la antigua Estación de Delicias, hoy museo ferroviario. En este caso, también se recurre al paisaje lingüístico (tanto en chino como en ruso), así como a la vestimenta de los personajes, para dar verosimilitud a la escena:
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Pánico en el Transiberiano (Eugenio Martín, 1972) |
Seguimos en China, y esta vez nos vamos a Shanghai, la mítica ciudad en la que transcurren parte de las fantásticas aventuras del Kim en el drama El embrujo de Shanghai (2002), adaptación de una novela de Juan Marsé. En esta película, la historia real transcurre en la reconstruida Barcelona de los años 40; las imaginarias aventuras del Kim, en la metamorfoseada Madrid, que es Shanghai. Las escenas asiáticas se desarrollan en blanco y negro, con aires de película clásica de Hollywood, en dos escenarios de nuestra ciudad. El primero es el Matadero, entonces casi abandonado, que apenas se reconoce bajo los múltiples elementos de decoración:
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El embrujo de Shanghai (Fernando Trueba, 2002) |
El otro escenario madrileño es la casa en la que reside el Kim en Shanghai: dormitorio y patio corresponden al edificio de la Fundación Fernando de Castro en la calle San Mateo.
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El embrujo de Shanghai (Fernando Trueba, 2002) |
Pero no toda Asia es China, aunque en este caso casi lo es, pues solo hemos encontrado otro ejemplo de suplantación madrileña en todo el continente, y el país suplantado es Irán. Se trata de otra adaptación cinematográfica, en este caso de una novela de Agatha Christie. La película de intriga Diez negritos (1974) -coproducción de Alemania, España, Francia, Italia y Reino Unido- transcurre según la acción en Irán, y efectivamente allí se rodó una parte, pero el resto son diferentes lugares de España, de los cuales a Madrid le corresponde el templo de Debod:
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Diez negritos (Peter Collinson, 1974) |
Macao, Tibet, Pekín, Shanghai, Irán... ¡Es la magia del cine! Próximamente, otros países y continentes.
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