Madrid y el cine: Dos esquinas singulares de Tetuán

Hoy volvemos al barrio de Tetuán y esta vez a dos de sus esquinas. Una es singular por la antigüedad y las memorias asociadas a su edificio, una cuña extemporánea -en palabras de Luis de la Cruz- en un barrio que va siendo comido por la dejadez y la especulación (previa la primera a la segunda); la otra nos sorprende por su  evocación del mar en esta tierra tan adentro.

En la esquina entre las calles Francos Rodríguez y Villaamil se alza (o se esconde, dado que es el más bajo de los alrededores) un minúsculo edificio en cuya planta baja, desde 1876, se da de beber al sediento: taberna de vinos y cervezas desde sus comienzos y hoy bar La Pampa.

En una de las primeras películas españolas centradas en la inmigración, Las cartas de Alou (1990), el protagonista, un senegalés que ha entrado clandestinamente en España, recala en Madrid en su viaje hacia Cataluña, donde esperar encontrarse con un amigo. Mal Madrid recibe a un extranjero, pues le roban todo lo que lleva encima mientras duerme en el vestíbulo de la estación del Norte. Sin dinero y sin ropa de abrigo, vaga por la ciudad invernal hasta que ve salir del bar de la esquina de enfrente a alguien de su raza:


Madrid y el cine: Dos edificios singulares de Tetuán
Las cartas de Alou (Montxo Armendáriz, 1990)

Alou encontrará en él apoyo y la manera de subsistir, pero pronto abandonará nuestra ciudad.


Se van los buenos y se quedan los malos. Entre ellos, el nauseabundo Torrente, la figura central de una saga de películas protagonizadas, escritas y dirigidas por Santiago Segura. En la primera de ellas, Torrente, el brazo tonto de la ley (1998), Torrente y Rafi huyen en coche perseguidos por unos narcotraficantes y pasan por delante de nuestro edificio:


Madrid y el cine: Dos edificios singulares de Tetuán
Torrente, el brazo tonto de la ley (Santiago Segura, 1998)

Los fotogramas, sin embargo, no permiten ver qué tiene de especial esta esquinita del barrio, pues en la acción de ambas no son más que lugares de paso y no recogen todo el contexto del edificio. Por eso, nos vamos a una vista actual para apreciarlo:


Madrid y el cine: Dos esquinas singulares de Tetuán
Google Street View

El edificio de la esquina del bar La Pampa es el más antiguo del barrio de Tetuán, con siglo y medio de vida; a su izquierda, un edificio con rasgos art déco de 1927, la antigua Vaquería Iglesia; a la derecha comienza la calle Villaamil, en la que distinguimos, bastante cerca, la iglesia de Santa María la Mayor y San Julián, de comienzos del siglo XX. Un conjunto singular impregnado en la retina de miles y miles de tetuaneros.


Nuestro segundo edificio cinematográfico es el que en el barrio es conocido como la casa del barco. Este que aparece entre nieve y de noche en la original y esperpéntica comedia Madregilda (1993):


Madrid y el cine: Dos edificios singulares de Tetuán
Madregilda (Francisco Regueiro, 1993)

Es el lugar en el que se produce el encuentro, entre la ficción y la realidad, del hijo del basurero Longinos -colaborador de Franco- con su madre, la mujer que lo es todo en la película, pues es Gilda, es la mujer violada, la prostituta, la heroína nacional y la terrorista que quiere acabar con Franco, pero por encima de todo, la madre que tuvo que abandonar a su hijo.

Fuera de la casa, el miserable Longinos ve encendida la luz del dormitorio en el que están madre e hijo:


Madrid y el cine: Dos edificios singulares de Tetuán
Madregilda (Francisco Regueiro, 1993)

Por los mismos años se rodó aquí una escena de la comedia romántica Amo tu cama rica (1991). En su último reencuentro, Ariadna y Pere terminan mal: ella sale de la casa diciendo que no volverá a ver a Pere nunca más; Pere corre tras ella y le vemos salir del portal de la calle Leñeros, número 3 y doblar la esquina:


Madrid y el cine: Dos edificios singulares de Tetuán

Madrid y el cine: Dos edificios singulares de Tetuán
Amo tu cama rica (Emilio Martínez-Lázaro, 1991)

La casa del Barco, construida en 1963, se hizo, como tantos edificios de dos plantas del barrio, con un doble uso: espacio de trabajo y vivienda, pues en la planta baja estaba el taller de cantería del primer propietario. La peculiar forma del solar le dio a este, un santanderino amante del mar, la idea de construir algo que simulara la popa de un barco. Evocación marinera que se completa con el óculo de la esquina, a modo de ojo de buey, y encima de él, en el frente del balcón, un timón que no se ve en la película.

Además, si bien en la época de la película la parte baja de esta casa estaba llena de feas pintadas, hace unos años -ignoro cuántos- alguien tuvo la feliz idea de pintar en la parte baja altas olas inspiradas en la famosa pintura japonesa La gran ola de Kanagawa, de Katsushika Hokusai. La ola de la izquierda se extiende también por el frente del pretil que separa los dos lados del edificio: el que da a la calle Leñeros, a la izquierda, y el de la calle Zamora, a la derecha.


Madrid y el cine: Dos edificios singulares de Tetuán

Madrid y el cine: Dos edificios singulares de Tetuán
Google Street View

Estas y muchas otras esquinas del barrio de Tetuán dan para muchas películas...

Para saber más:

Cruz, Luis de la (2025): La importancia del paisaje urbano o cómo conservar la esquina más característica de tu barrio, El Diario.

Villalba Rubio, Lys (2018): Tetuanismos, revista Arquitectura, número 375.

Comentarios

  1. La casa del barco aparece, y es como una isla entre nuestras monótonas calles. La maravillosa ola fue idea de Maite, hija de los actuales propietarios. No descansó hasta encontrar el artista que la pintara. Si os fijáis en la fotografía de la fachada, hay varias sorpresas: un timón llegado de Santander y más arriba, un mascarón de proa traído desde Chile. Muchas gracias, Maite, por traernos un poquito del mar al barrio!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario