Madrid y el cine: Colonia Moscardó en Usera
El cine español sabe poco del atractivo de algunos rincones de los barrios madrileños. Cuando nuestros cineastas han mirado hacia la periferia de los barrios populares, generalmente lo han hecho buscando la pobreza, la marginación y, asociándolos a ellas, los nidos de la delincuencia.
Algo ha cambiado en este sentido en las últimas décadas, aunque no lo suficiente. Sigue faltando en nuestro cine, con honrosas excepciones, un retrato de la clase trabajadora, un cine social testigo de la realidad de la mayoría de la población. Falta, en fin, una estética cinematográfica verista de la vida de la mayoría de los habitantes de nuestro país.
Comento todo esto porque hoy nos vamos a un lugar del barrio de Usera que no he encontrado hasta el momento en ninguna película antes de los años 90, quizá porque su aspecto no se asocia con ese plus de marginalidad que muchos cineastas buscan en los arrabales. Nos vamos a la colonia Moscardó, cuyo nombre original, y mucho más bonito, fue colonia Salud y Ahorro.
Las distintas fases de esta original colonia de casas ultrabaratas se fueron inaugurando en los años 30, antes de la Guerra Civil, pero después tuvieron que ser reconstruidas. En ella encontramos casas de diferentes tipologías, fundamentalmente dos: bloques de cuatro alturas y casitas adosadas de una sola planta. En ambos tipos, destaca como singularidad de la colonia la existencia de pequeños porches -casi podríamos decir más bien marquesinas- con frontón triangular que dan a estas calles un cierto aire inglés.
Veamos una de estas calles mientras Patricia, una de las tres protagonistas de la comedia dramática Brujas (1996), va la caza de clientes en la colonia, pues se dedica a la venta de cosmética a domicilio (o, como también oigo decir últimamente, a puerta fría).
Brujas (Álvaro Fernández Armero, 1996) |
Vemos a Patricia en acción, bajo uno de esos porches, llamando a un portal y mostrando su mercancía:
Brujas (Álvaro Fernández Armero, 1996) |
También llama a la puerta de las casas de una sola planta:
Brujas (Álvaro Fernández Armero, 1996) |
En la comedia musical Los dos lados de la cama (2005) se le saca mayor partido visual a este espacio. Por ejemplo, en esta escena nocturna, que nadie diría que se desarrolla en el populoso barrio de Usera:
Los dos lados de la cama (Emilio Martínez Lázaro, 2005) |
O en estas otras escenas diurnas que permiten apreciar detalles arquitectónicos nada habituales, como las pequeñas verjas que rodean todos los edificios y permiten la existencia de minijardines, así como las formas geométricas de estas verjas que sirven de separación o demarcación entre jardín y jardín:
Los dos lados de la cama (Emilio Martínez Lázaro, 2005) |
Entre 1982 y 1995, la Empresa Municipal de la Vivienda llevó a cabo una rehabilitación de la colonia y quiso dotarla de algún elemento diferenciador. Para ello, se encargó el proyecto al diseñador Alberto Corazón; una de las novedades que este ideó fue pintar las fachadas de los bloques de cuatro alturas creando formas geométricas con el uso de diferentes colores de tonalidades suaves pero que prestan dinamismo y colorido al barrio. Se aprecia bastante bien en este fotograma de la misma película:
Los dos lados de la cama (Emilio Martínez Lázaro, 2005) |
El exitoso thriller Tarde para la ira (2016) tuvo como uno de sus escenarios principales un bar ya desaparecido del barrio de Usera bastante próximo a esta colonia, por la que vemos pasar a varios de sus personajes principales. En este primer fotograma, dos de los protagonistas caminan por uno de los varios pasajes que hay entre los bloques, rodeados de una sucesión de estructuras metálicas a modo de emparrados con formas geométricas similares a los separadores de jardines:
Tarde para la ira (Raúl Arévalo, 2016) |
Con estos personajes nos adentramos también en las plazas interiores, como la de Andrés Arteaga (cuyo nombre homenajea al concejal socialista que en 1927 impulsó la creación de la colonia):
Tarde para la ira (Raúl Arévalo, 2016) |
Y a plazas ya lindantes con el resto del barrio, como la principal, cuyo nombre oficial es Francisco Ruano, pero que los vecinos llaman la plaza Romana, probablemente por las columnas que en ella hay:
Tarde para la ira (Raúl Arévalo, 2016) |
Me parece extraño que en ninguna de las películas haya imágenes de algo que es muy característico de la colonia desde su reforma en los años 80: con la colaboración de un profesor de matemáticas, Alberto Corazón diseñó una serie de grandes relojes de sol de diferentes formas y colores que es una delicia descubrir en los muros de este lugar. Como no tengo ninguna imagen cinematográfica, aquí dejo una que saqué yo:
Un lugar diferente, tranquilo, apacible y ameno. Un lugar pensado para la vida y también para el cine.
Para saber más:
García Mateo, Gonzalo: La ciudad y el patrimonio. Colonia Moscardó. Trabajo de fin de grado de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid.
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