Madrid y el cine: El barrio sin nombre propio

Me han dicho muchas veces que un barrio con un nombre como Campamento es como un barrio sin nombre. Un barrio que tomó su nombre de los campamentos militares que dieron lugar a grandes cuarteles, a los que se les fue adosando, como suele ocurrir, una población civil que en su mayor parte vivía de ellos y para ellos. Un barrio con un nombre de uso común, no con un nombre propio.

Sea como sea, mi barrio fue, y ahora que de él poco queda, y ahora que lo poco que sobrevivió finalmente va a desaparecer -me refiero a la parte original del barrio, la que linda con los antiguos cuarteles-, recogeré aquí su memoria en el cine, que no es mucha.

Quiero pensar que esta imagen de la comedia El misterio de la Puerta del Sol (1929) corresponde a la carretera de Extremadura, a la altura de los cuarteles de Campamento. El director de cine Míster Carawa y la actriz Lía de Golfi han vuelto a Madrid en avión y, puesto que no existía aún el aeropuerto de Barajas, es posible que el lugar en el que aterrizan fuera el aeropuerto de Cuatro Vientos y que pasaran por aquí yendo en coche hacia el centro. Desde luego, la imagen es idéntica a la que mi retina ha retenido, aunque era muy niña cuando la carretera de Extremadura se convirtió en lo que hoy es:


Madrid y el cine: Barrio de Campamento
El misterio de la Puerta del Sol (Francisco Elías, 1929)

A finales de los años 40, cuatro soldaditos que hacían el servicio militar en un cuartel de Campamento recibieron la orden de simular una escena -tan cotidiana en aquellos tiempos de hambre-: tenían que salir a repartir el rancho a los pobres mientras un equipo cinematográfico los filmaba. Uno de esos soldados era mi padre, y su recuerdo me puso sobre la pista, indicándome que no podía ser otra película, por las fechas y la escena, que el magnífico drama Surcos (1951):


Madrid y el cine: Barrio de Campamento

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Surcos (José Antonio Nieves Conde, 1951)

El hijo menor de la familia de emigrantes que protagoniza esta película está trabajando como repartidor de una tienda de comestibles; le roban un pedido y no se atreve a volver a la tienda. Caminando, llega hasta la carretera de Extremadura y ve a los pobres que esperan para recibir el rancho. Intenta unirse a ellos, pero no conseguirá la ración de los pobres.


Madrid y el cine: Barrio de Campamento

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Surcos (José Antonio Nieves Conde, 1951)

En los años 50, hubo un cura en la desaparecida parroquia neogótica de esta zona que fue muy popular, al menos entre los jóvenes (pues mis padres eran muy jóvenes en esa época y así me lo contaron). Se llamaba José Ignacio Marín y debió de ser un gran aficionado al cine, pues él mismo escribió el guion de una película que protagonizaron Alfredo Mayo y Maria Piazzai: Piedras vivas (Raúl Alonso, 1956), una película muy pía patrocinada por el Secretariado Diocesano de Suburbios del Obispado de Madrid-Alcalá. Sabiendo que la acción principal transcurría en uno de esos suburbios, tenía la esperanza de que se hubiera rodado en esta zona, pero no es así: la película, actualmente disponible únicamente en la sede de la Filmoteca Española de la calle de la Magdalena, se rodó en el sur de Madrid, en el distrito de La Latina, pero no en Campamento.


En los 60, la época de las producciones estadounidenses en España, se rodaron en los cuarteles de Campamento escenas de la película bélica La batalla de las Ardenas (1965):


Madrid y el cine: Barrio de Campamento

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La batalla de las Ardenas (Ken Annakin, 1965)

No puedo dejar de pensar que en estos lugares y en todos esos años, incluidos los primeros de mi existencia, se ejecutó de la manera más innoble e injusta a tanta gente, como Julián Grimau, el último fusilado de la Guerra Civil. Durante mi infancia y mi adolescencia, viví absolutamente ajena a estos hechos, y me dolió conocerlos y tener que asociarlos para siempre con el lugar en el que me crie.


Es en los años 60 cuando se convierte esta vía de salida y entrada a Madrid en una autopista que obligó a la construcción de pasos subterráneos para la comunicación de ambos lados. Algunos de estos pasos, los menos frecuentados, eran verdaderamente pavorosos, así que no es de extrañar que se escogiera uno de ellos -el que daba a la calle Ceferino Ávila- para el rodaje de uno de los asesinatos del protagonista de la comedia negra Justino, un asesino de la tercera edad (1994):


Madrid y el cine: Barrio de Campamento

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Justino, un asesino de la tercera edad (S. Aguilar, L. Guridi y La Cuadrilla, 1994)

El anciano asesino, que no ha resultado indemne, se sienta a enjugarse la sangre de la cara (en el mismo lugar donde yo me senté tantas veces de niña, porque la tienda de mi padre estaba justamente a la izquierda), y en ese momento llega un coche policial. Todavía existía, aunque creo que ya no estaba en funcionamiento, la antigua tahona del barrio, en la esquina de la calle Sebastián Álvaro con la calle Ceferino Ávila. Recuerdo al señor que despachaba en ella, un hombre de ojos saltones y enorme cuerpo, bastante gruñón, al que los niños temíamos.


Madrid y el cine: Barrio de Campamento

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Justino, un asesino de la tercera edad (S. Aguilar, L. Guridi y La Cuadrilla, 1994)

Hambre, guerra, asesinatos, y ahora vamos a una cárcel. En el drama histórico La voz dormida (2011), basado en la novela homónima de Dulce Chacón, se usaron como escenario los restos de los antiguos cuarteles, debidamente disfrazados (dado el estado ruinoso en que se encuentran desde años). En la película, estos lares suplantan a la cárcel de mujeres de Ventas, que fue derribada en los años 60, y a la que acude con frecuencia la protagonista, Pepita, a ver a su hermana Hortensia, encarcelada y embarazada.


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La voz dormida (Benito Zambrano, 2011)

Ya no aledaño a los cuarteles, pero sí muy cercano y muy popular en el barrio, el bar El Cruce -ubicado en uno de ellos, entre la carretera de Aravaca y la carretera de Extremadura-, cerrado hace más de dos décadas, aparece en la comedia del absurdo Gente en sitios (2013), una sucesión de breves historias sin conexión entre sí en la que se mezclan las historias dramáticas con las divertidas. De repente, uno de los personajes que aparecen intermitentemente se encuentra aquí, perdido, con gesto de no saber dónde está:


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Gente en sitios (Juan Cavestany, 2013)

Desorientado, como este barrio, que hace años que no sabe a dónde lo llevará la historia... Ni si recibirá un nuevo nombre.    











Comentarios

  1. Hablando de guerra, hambre y asesinatos, tengo entendido que en la zona existente enfrente del bar el cruce una zona ajardinada pegada a la Crta, de Extremadura inmediatamente después de acabar la guerra un sitio de internamiento y clasificación para otras cárceles a la cual se presentaban los perdedores que de buena fe que creyeron eso que decían "...no teman nada los que no tengan las manos manchadas de sangre..." Este creo que lo escribió en un libro una señora cuya familia creo que regentaba precisamente el bar El Cruce.

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    1. Sí, me lo contó su hijo y lo he leído en el libro hoy precisamente. De eso nunca me hablaron mis padres, pero es que ellos eran niños cuando acabó la guerra. Y luego que, como puedes imaginar, en ese barrio lleno de militares nadie hablaba de esos temas

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  2. ¿Marisa no has dicho quién de los cuatro soldaditos era tu padre, el de la derecha o el de atrás?

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    1. En la primera foto, el que está en primer término a la izquierda

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