Madrid y el cine: Travesía del Nuncio

La señá Ezequiela, un alma de Dios, persigue a Patro y a su madre por las calles del viejo Madrid. Ha de deshacer el engaño que ellas han tramado para ocultar al niño que Patro ha tenido de soltera, achacándole el desliz a su prima Eloísa. Es en tal trance cuando vemos a estas mujeres pasar por delante de la iglesia de San Pedro el Viejo y girar a la izquierda, bajando una pequeña calle que bordea el ábside de la iglesia y en la que muchos años después se fotografió Orson Welles:


Alma de Dios
Alma de Dios (Manuel Noriega, 1923)

Estrenado hace justamente un siglo, el melodrama cómico (o sainete) Alma de Dios (1923), basado en una obra teatral de Carlos Arniches, nos muestra muchos lugares todavía perfectamente reconocibles, como esta humilde travesía en pendiente que comunica la calle del Nuncio con la calle Segovia. Incluso, en su esquina derecha con la calle Segovia, vemos que había ya un local comercial, como lo hay hasta nuestros días, y hasta el farol de la izquierda se ha conservado casi en el mismo sitio (o se ha cambiado por otro muy parecido). Pero hay una diferencia con la actualidad: al menos en su parte superior, que es la que vemos, la travesía está adoquinada y no tiene escaleras como hoy. Sería por eso por lo que pusieron unas piedras a modo de bolardo para evitar que pasaran carros y coches.

En uno de ellos se sienta a descansar don Floro, conmocionado por un inesperado encuentro con su hijo y fatigado de la cuesta desde la calle Segovia. Lleva un paquete con ropa y unos globos para sus otros tres hijos pequeños, a los que apenas puede alimentar. Y a pesar de todo, las desventuras de don Floro son narradas y asumidas por él con resignación y humor en la castiza comedia Don Floripondio (1936).

Don Floripondio
Don Floripondio (Eusebio Fernández Ardavín, 1936)

En el año 1940 se asfaltó la travesía y toda la pendiente se convirtió en una sucesión de pequeños tramos de escalera. Las que está descendiendo Pilar, excantante, camino de su antigua casa, que ya no existe; la vemos en el melodrama religioso El pórtico de la gloria (1953), una obra de fraile con niños cantores mexicanos de gira por España, concebido a mayor gloria del nacionalcatolicismo para mostrar la España nueva que renace de sus cenizas.


El pórtico de la gloria
El pórtico de la gloria (Rafael J. Salvia, 1953)

Ahora podemos distinguir qué era el local que hace esquina con la calle Segovia, pues podemos leer la palabra legumbres


Igual que Pilar, baja las escaleras de la travesía Flora, la testaruda mujer que lucha contra viento y marea por conseguir y mantener un puesto en un ministerio en una época, finales del siglo XIX, en la que esto era motivo de escándalo. Este es el tema de la comedia Solo para hombres (1960); gran parte de lo que aparece en ella hubiera sucedido del mismo modo o parecido en la época en la que se rodó.


Solo para hombres
Solo para hombres (Fernando Fernán Gómez, 1960)

Y a punto de bajar las escaleras está el protagonista del tierno y extraño cortometraje Trotín Troteras (1962), seguido de unos niños que imitan su divertido trote por la ciudad:


Trotín Troteras
Trotín Troteras (Antonio Mercero, 1962)

La travesía reaparece pocos años después en un drama de coproducción hispano-estadounidense, Las 10.30 de una noche de verano (1966), cuando dos de los protagonistas, Paul y Claire, buscan a María, la esposa de Paul, que ha desaparecido en el viejo Madrid.


Madrid y el cine: Travesía del Nuncio

Madrid y el cine: Travesía del Nuncio
Las 10.30 de una noche de verano (Jules Dassin, 1966)

Ahora leemos un poco más del rótulo del local que hace esquina con la calle Segovia: aceites y legumbres. Una tienda de alimentación que fue sustituida por un restaurante chino (según documenta una imagen de Santos Yubero) y posteriormente un café.


Si observamos los fotogramas anteriores, podemos ver que la planta baja del edificio de la izquierda que hace esquina con la calle del Nuncio no hubo hasta los años 60 ninguna actividad comercial. En los años 90 ya sí la había:


¡Oh, cielos!
¡Oh, cielos! (Ricardo Franco, 1995)

Es una imagen de la fallida comedia ¡Oh, cielos! (1995), una película de argumento absurdo y realización bastante chapucera, que contrasta con el buen hacer de su director en sus siguientes películas.


Volvemos a encontrar nuestra travesía, en la primera década del siglo XXI, en una película de interesante tema y magnífico trabajo actoral: el drama La isla interior (2009). Una familia, padre, madre y tres hijos, atravesada por problemas de salud mental e incapacitada para la ayuda mutua. Viven en una isla, y dentro de ella, en una casa aislada pegada al mar. Gracia, una de las dos hermanas, es la única que ha intentado alejarse, yéndose a vivir a Madrid; vive cerca de la travesía, porque la vemos pasar por ella en más de una ocasión. Y vemos también, en la esquina izquierda, el Café del Nuncio, que se había abierto en los años 80:


La isla interior
La isla interior (Dunia Ayaso y Félix Sabroso, 2009)

Durante unos años, el Café del Nuncio ocupó también el local de arriba, como puede verse en la comedia romántica Los miércoles no existen (2015), una entretenida cinta salpicada de números musicales, muchos de ellos facilitados por una pareja de músicos callejeros a los que encontramos en diversos lugares de la ciudad:

Los miércoles no existen
Los miércoles no existen (Peris Romano, 2015)

Y en el interior del café se desarrollan varias escenas de la película de televisión La princesa Paca (2017), que cuenta la historia de amor del poeta nicaragüense Rubén Darío y la jardinera analfabeta Francisca Sánchez del Pozo. Un lugar perfecto, el café del Nuncio, para recrear el ambiente de los finales del siglo XIX, a pesar de los avatares que el negocio ha sufrido en la última década. 

La princesa Paca
La princesa Paca (Joaquín Llamas, 2017)

¡Ojalá pudiéramos estar ahí charlando con Paca y con su acompañante en esta escena, doña Emilia Pardo Bazán!


Largo paseo hemos dado para una corta travesía. Y es que un siglo de cine da para mucho. 





Comentarios

  1. Hola, Marisa, ¡qué recorrido más bonito por la calle del Nuncio!
    Hace mucho que no te encuentro por Twiter, ¿ya no participas?...

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    1. Hola, Mercedes, muchas gracias, me alegra que te haya gustado.

      Efectivamente, ya no publico en Twitter, a principios de verano me harté de tanto cambio caprichoso. Además, no sé si sabes que ahora el señor Musk puede hacer uso de textos, vídeos y fotos para lo que le dé la gana (venderlos, crear una aplicación, etc.) Así que me mantengo en Facebook, abrí una cuenta en Mastodon y sigo aquí y en el otro blog. De vez en cuando entro en X para leeros un poco, pero ya no publico. En mi perfil puedes ver mi nombre en FB y en Mastodon, por si estás en alguna de esas redes. Y en el perfil de Blogger está mi correo electrónico. Y en todo caso, a través de los blogs podemos seguir en contacto; yo sigo leyendo el tuyo (te sigo a través del lector de Blogger) y me alegra mucho ver que tú sigues leyendo el mío. Un abrazo y gracias

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    2. Hola, Marisa. Solo estoy en Twitter (o X) y en el blog, pero sigo leyendo el tuyo, que me encanta. ¡Seguimos en contacto! :)

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