Un paraje romántico: la Cuesta de los Ciegos en el cine

En el cine (y muy probablemente en la realidad), la Cuesta de los Ciegos es ante todo un lugar de encuentro o de paseo para parejas. Es poco habitual que aparezca vacía o, como en este fotograma, con una persona sola que la va bajando. Se trata de Lucía, la atormentada y misteriosa protagonista del drama semierótico El jardín secreto (1984), una película con algunas luces y muchas sombras.


El jardín secreto
El jardín secreto (Carlos Suárez, 1984)


Esta cuesta no era un lugar fácilmente transitable hasta la reforma que le dio su forma actual y que, iniciada en los años 30 durante la Segunda República, sufrió un parón de muchos años y no se acabó hasta finales de los 50 del siglo XX. Quizá por eso es en esta época cuando empezamos a encontrar testimonios en el cine.

Uno de ellos es en una irregular película británica de aventuras y policiaca, Conflicto íntimo (The Man Inside, 1958), donde encontramos una vista poco habitual de la zona, casi cenital (lástima que no lo sea totalmente), en la que la escalinata se ve parcialmente a izquierda y derecha, pues la escena narra una persecución en coche a través de la calle Beatriz Galindo:


The Man Inside
Conflicto íntimo (John Gilling, 1958)

Pero hemos dicho que era este un paraje de enamorados. Nuestra primera pareja aparece en Los chicos (1959), magnífico retrato de una juventud conformista, sin pasiones y sin objetivos propios, crecida durante el franquismo. Uno de los cuatro protagonistas llega tarde a su cita con una chica de su barrio con la que acaba de empezar a salir; viene de muy mal humor porque ha descubierto que su madre se cita con un hombre en una pensión.

Los chicos
Los chicos (Marco Ferreri, 1959)


La conversación entre ellos mientras descienden la cuesta no tiene desperdicio desde un punto de vista sociológico:

- Llevo una hora esperándote. Ya tendría que estar en casa. Luego mis padres me regañan.

- Tú has venido porque te ha dado la gana.

- Yo he venido porque habíamos quedado así, ¿o es que no te acuerdas?

- Pues si hemos quedado me esperas hasta que me dé la gana de venir, y si no quieres te marchas.

- ¿Qué te pasa? Vámonos a casa, es muy tarde.

- No me pasa nada, ¿entiendes? Iremos a casa cuando yo quiera.

- ¿Por qué tengo que hacer siempre lo que tú quieras? Todavía no somos novios.


Llegan así a la altura del camino que se adentra bajo el viaducto:


Los chicos
Los chicos (Marco Ferreri, 1959)

Y continúan descendiendo la escalinata de la cuesta, con sus curvas y recovecos, hasta llegar al entronque con la calle Beatriz Galindo. Allí, él termina disculpándose con ella:


Los chicos
Los chicos (Marco Ferreri, 1959)

Pocos años después, encontramos a Justa y a Manuel bebiendo en la fuente que está justo al pie de la escalinata, la cual, instalada en 1932 cuando se comenzaron las obras de remodelación de la cuesta, mantuvo su escudo republicano intocado hasta hoy. ¿Quizá porque pocos llegan hasta el final de la cuesta para luego tener que volver a subirla y así pasó desapercibido? Sea como sea, esta escena de la película La busca (1966), estupenda adaptación de la novela de Pío Baroja de igual título, nos muestra a estos dos jóvenes que se acaban de conocer:


La busca
La busca (Angelino Fons, 1966)

Justa trabaja en un taller de confección y reparte la ropa a domicilio. Con la característica cesta de las modistillas, llega a la pensión en la que se aloja Manuel, que ha venido de su pueblo a buscarse la vida. Ella lo invita a pasear mientras reparte su ropa; así inician una relación que no puede acabar bien: Manuel es apocado, débil de carácter, no consigue ganarse decentemente la vida; Justa es práctica, inteligente y resuelta, y necesita estabilidad económica. Y estamos a comienzos del siglo XX, aunque la historia, con casi toda su ambientación, cabría extrapolarla a la situación de postguerra (lo que parece ser la intención de su director).

La busca
La busca (Angelino Fons, 1966)

Dos décadas más tarde, encontramos a Hans y Lucía subiendo la cuesta con paso enérgico y aire feliz. En el semidocumental Madrid (1987), Hans ha venido a filmar la ciudad, su presente y, sobre todo, las huellas de su pasado, y su ayudante es Lucía, con la que termina teniendo una fugaz relación. 

Madrid (Basilio Martín Patino)
Madrid (Basilio Martín Patino, 1987)

Nuestro escenario se repite en el drama de cine negro Después del sueño (1992), película de buena factura y estupendos actores que, sin embargo, no termina de despertar el entusiasmo esperable. Vemos a Pepita, una de las personas implicadas en la trama que rodea la desaparición de un importante cuadro, subir sola la Cuesta de los Ciegos. Pero también vemos, un nivel más abajo, una escena típica de cada día en la escalinata: una pareja sentada haciéndose bromas y carantoñas.


Después del sueño
Después del sueño (Mario Camus, 1992)

Nada ha cambiado en esta escalinata en el siglo XXI. Igual que Pepita, Ramiro, el protagonista del drama romántico Todas las canciones hablan de mí (2010), sube pensativo la cuesta dejando atrás a una pareja:


Todas las canciones hablan de mí
Todas las canciones hablan de mí (Jonás Trueba, 2010)

Abajo, al lado de la fuente, comienza el curioso cortometraje Lo sé (2013), con un encuentro amoroso que empieza bien y acaba mal.

Lo sé
Lo sé (Manuela Burló Moreno, 2013)

Y a los pies de la cuesta han quedado también Olmo y Manuela, una antigua pareja que lleva quince años sin verse, desde la adolescencia en la que se enamoraron. Los vemos al comienzo del drama romántico La reconquista (2017): se abrazan, suben las escaleras sonriendo, casi coqueteando. Sus pocas palabras suenan tímidamente por encima de la banda sonora.


La reconquista
La reconquista (Jonás Trueba, 2017)

Cuando casi han llegado arriba, ella se para y le entrega algo que él ha olvidado: parece una carta pero mucho más adelante sabremos qué es. Él lee serio, muy atento.


La reconquista
La reconquista (Jonás Trueba, 2017)

Después de una noche de picoteo, cena y baile, muchas sonrisas y sentimientos a flor de piel, vuelven por el mismo lugar, descendiendo en silencio, esta vez sin música. Y así, sin palabras, se despiden. Cada uno vuelve a su vida.

La reconquista
La reconquista (Jonás Trueba, 2017)

La última parte de la película nos traslada a la adolescencia de Manuela y Olmo, y es ahí donde volvemos a la Cuesta de los Ciegos y sabemos por qué eligieron este lugar para su reencuentro:


La reconquista
La reconquista (Jonás Trueba, 2017)

La Cuesta de los Ciegos, un lugar tan céntrico, y, sorprendentemente, tan poco frecuentado, tan solitario incluso. El cine ha sabido sacarle partido.





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