Madrid y el cine: El Madrid de los ilusos

Los ilusos es el título de una novela y de una película. La película (del año 2013 y dirigida por Jonás Trueba) no está basada en la novela (del año 1958 y escrita por Rafael Azcona, aunque revisada y aumentada en 2008, días antes de su muerte), pero sí muy inspirada en ella. 

Ambas obras narran las peripecias de un artista (o aspirante a serlo) joven, sin demasiados recursos económicos, en Madrid. Un Madrid en blanco y negro en ambos casos. El Madrid de Azcona, porque en nuestra retina los años 50 están fijados en blanco y negro; el de Trueba, por una decisión estética que nos ofrece así imágenes inéditas de la ciudad actual.

La novela, con bastantes elementos autobiográficos, cuenta la llegada a Madrid de Paco, un joven pamplonica que desea triunfar en el mundo de la poesía; la película, el deambular físico y anímico de León, incipiente cineasta. Curiosamente, no hay escenarios comunes: se hace verdad aquí que Madrid no es Madrid sino los Madriles. 

Los avatares de Paco transcurren sobre todo en la Gran Vía y su zona norte, la trasera de la Telefónica: la calle Luna, la Corredera de San Pablo, las calles Fuencarral y Hortaleza, la glorieta de Bilbao, etc., con algunas incursiones en las afueras: Tetuán, la Ciudad Lineal, Aravaca. Los paseos y encuentros de León, en el lado opuesto, al sur de la Gran Vía, fundamentalmente en Lavapiés y la zona de Antón Martín, pero también en lugares muy representativos del Madrid histórico, como el viaducto y la Plaza Mayor.


Los ilusos

Mientras que Paco se pasea con frecuencia por la Gran Vía, paraje emblemático de la modernidad en los años 50, las andanzas de León nos llevan a espacios menos brillantes, como a la calle Santa Isabel, a la sazón en obras:

Los ilusos

Por supuesto, está presente también el aledaño pasaje Dorée, por el que el protagonista atraviesa desde Santa Isabel hasta la calle Atocha y la plaza de Antón Martín, y en su esquina, la llamativa cuchillería Viñas:

Los ilusos

Siendo como es un homenaje al cine, no podían faltar el cine Doré, su vestíbulo y su cafetería (donde, por cierto, trabajó un tiempo como camarero el actor Javier Cámara):

Los ilusos

En las dos obras, los locales de restauración tienen gran protagonismo. Paco se hace enseguida asiduo de un café en el que se reúnen los poetas que organizan encuentros llamados Versos sabáticos. Así lo describe:

Era un café clásico, con historiadas columnas, grandes espejos, divanes de peluche rojo, molduras fileteadas en oro.

Antes de conocer los cafés literarios, a los pocos días de llegar a Madrid, a Paco lo convence su compañero de pensión para echar una cana al aire en el famoso por entonces Casablanca, en la plaza del Rey. Un dancing-salón de té construido en 1933 bajo la firma del reputado arquitecto Luis Gutiérrez Soto y que, al menos en los años 50, parece ser frecuentado por lo que se llamaba entonces chicas de alterne y sus clientes:

- Oye, ¿vive aquí, en la pensión, una chica muy mona, morena, chatilla, que...?

- ¿Que tiene unas caderas de aquí te espero? No, no. Abajo, en el segundo. Es un pendón desorejado.

- ¿Un pendón?

- ¡A ver qué vida! Alterna en Casablanca. Si te gusta, por sesenta duros, al bote.


Casablanca aparece en bastantes películas de los años 50, entre ellas esa especie de película picaresca que es Segundo López, aventurero urbano, otra historia de búsqueda de vida en la ciudad y otro gran friso de Madrid; Segundo y el Chirri pasean su estrafalaria pobreza por delante de uno de los locales más lujosos de Madrid:


Los ilusos
Segundo López, aventurero urbano (Ana Mariscal, 1953)

Ni cafés ni salas de fiesta frecuenta León, que prefiere las tabernas y tascas, los bares populares como el San Román de la plaza de Puerta Cerrada, cuyo horario de apertura apuran y sobrepasan hasta el amanecer él y un grupo de amigos:


Los ilusos

O la taberna La Mina, en la calle del Ave María:


Los ilusos

También lo vemos varias veces en la librería-café La Fugitiva de la calle Santa Isabel, recientemente desaparecida:

Los ilusos

Los cafés son el refugio de Paco y sus colegas, los ilusos:

- Lo que nos pasa es que somos unos ilusos.

- ¿Unos ilusos?

- Sí... No queremos aceptar la vida como es y nos obstinamos en embellecerla a través de un sueño estúpido. ¿Por qué estamos en el café, en ese limbo que es el café? Porque el café cae fuera del mundo. Allí nos masturbamos nuestra capacidad de ilusión, soñando una vida brillante, triunfal en todos los sentidos, limpia de torpezas y de inconvenientes; una vida en la cual todo sea hermoso, desde las mujeres hasta las piedras, desde nuestras alegrías hasta nuestros dolores; una vida falsa, en suma.

El refugio de León y los suyos son los cines, y la película nos muestra los templos cinéfilos de la ciudad, los cines que proyectan películas en versión original:  los Verdi de Bravo Murillo, el Ideal de la plaza de Jacinto Benavente, el Pequeño Cine Estudio de la calle Magallanes, los Golem (antiguos Alphaville) de Martín de los Heros.


Los ilusos

Los ilusos

Dice Jonás Trueba que sus ilusos son aquellos que crean continuamente pequeñas ilusiones. Para nosotros, los ilusos, los de Azcona y los de Trueba, son los que todavía buscan la belleza no prefabricada en un Madrid que va perdiéndola a marchas forzadas.




Comentarios

  1. Hablando de cines, en esta última Feria del Libro del Retiro me he comprado un libro que se titula "Cines de Barrio" (Editorial La Librería) en el que se recogen los datos arquitectónicos y urbanísticos de 32 cines de Madrid, muchos de ellos ya desaparecidos, y más de 500 imágenes de sus fachadas e interiores. A mí me ha gustado rememorar los cines donde vi películas en sesiones dobles en su mayoría y en donde aprendía a amar ese arte que es el cine. El autor se llama David Miguel Sánchez Fernández.

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    1. Hola, Félix, muchas gracias por tu comentario. El mismo autor tiene un blog relacionado con sus libros: https://cinesdemadrid.blogspot.com/. Está muy bien también. Hasta pronto
      Marisa

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