Quioscos de la Ciudad Lineal: Un, dos, tres, el misterio de la Puerta del Sol

El urbanista Arturo Soria, cuando diseñó las líneas maestras de la Ciudad Lineal, pensó en que en la calle principal, a lo largo de la línea del tranvía, se construyeran unos quioscos que tendrían varios usos: locutorios telefónicos (en una época en que la mayoría no tenía teléfono en casa), salas de espera para los viajeros del tranvía y diversos usos municipales.

En el llamado Kiosco Principal, inaugurado en 1903, se ubica una escena de la primera película sonora española, El misterio de la Puerta del Sol.



Pompeyo Pimpollo y Rodolfo Bambolino, linotipistas, han sido tentados por el cine. En la Ciudad Lineal ha instalado sus estudios el director estadounidense Edward S. Carawa y los dos jóvenes han ido a hacer una prueba. Carawa no solo no los contrata sino que se burla de ellos. 

Con un triste bagaje de ilusiones rotas y de esperanzas fallidas (como dice el intertítulo de la película, que mantiene ciertos rasgos del cine mudo), Pompeyo y Rodolfo llegan caminando hasta el Kiosco Principal.


Madrid y el cine: El misterio de la Puerta del Sol
El misterio de la Puerta del Sol (Francisco Elías, 1929)

Este quiosco, como puede verse, también sirvió como bar. En su terraza los dos linotipistas leen el periódico y comentan la noticia de un asesinato, al tiempo que resarcen su orgullo herido burlándose de la manera de hablar el español de Carawa:

- Estos sí que ser mucho populares, como diría el míster Carawón.


Cuarenta años más tarde, y ya en su decadencia, encontramos el mismo escenario en la película Un, dos, tres, al escondite inglés



Justamente es la escena que da nombre a la película, porque los protagonistas, un grupo de aficionados al pop, juegan al escondite inglés en los exteriores del quiosco:


Madrid y el cine: Un, dos, tres, al escondite inglés
Un, dos, tres, al escondite inglés (Iván Zulueta, 1969)

Como podemos observar, el quiosco sirvió también de estanco y de economato. Hubo más quioscos, y cada uno era de un estilo diferente, para que sirvieran de punto de referencia a los viajeros del tranvía


Madrid y el cine: Un, dos, tres, al escondite inglés
Un, dos, tres, al escondite inglés (Iván Zulueta, 1969)

Con la desaparición de la última línea de tranvía en Madrid, precisamente la de Ciudad Lineal, se derribaron también los últimos quioscos, en 1972. 

Pero algo queda de lo que aparece en esta escena:


Madrid y el cine: Un, dos, tres, al escondite inglés
Un, dos, tres, al escondite inglés (Iván Zulueta, 1969)

 

Mientras suben las escaleras del quiosco para ganar al escondite inglés, vemos al fondo Villa Rubín, la casa que ordenó construir Arturo Soria para su familia, y en la que vivió hasta que murió en 1920. Bastante transformada posteriormente, sigue existiendo y es el actual número 124 de la calle Arturo Soria. 

Dos películas que, si bien no forman parte del mejor cine rodado en español, marcaron hitos de su época: el primer experimento de cine sonoro, que cosechó un rotundo fracaso comercial, y la primera película psicodélica. Dos películas que son testimonio de lo que desapareció y lo que queda en Madrid.

Bibliografía

- Los kioscos de la Ciudad Lineal (2020), http://historias-matritenses.blogspot.com/2020/07/los-kioscos-de-la-ciudad-lineal-revision.html

- La Ciudad Lineal en el cine (2020), https://legadoarturosoria.es/la-ciudad-lineal-en-el-cine/

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